“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios
para con todos vosotros en Cristo Jesús”. —1 Tesalonicenses 5:16
Hay experiencias que no se pueden pasar por alto. Es por lo que hoy hago una pausa en la acostumbrada columna pastoral que tradicionalmente nos invita a reflexionar en preparación al sermón de domingo; hoy será diferente pues hay que agradecer.
La pregunta obligada es ¿y por qué damos gracias? En esta ocasión damos gracias por dos esfuerzos realizados recientemente en la iglesia. En primer lugar, las clínicas de vacunación; en total fueron tres experiencias de dos partes cada una. En ellas se vacunaron hermanos/as de nuestra iglesia y personal de CorMA y de nuestro Colegio. También se vacunaron cientos de hermanos/as de otras congregaciones y de nuestra comunidad; doy gracias a todos/as aquellos/as que de alguna forma u otra colaboraron como voluntarios/as y al comité organizador.
En segundo lugar, damos gracias por la Semana de Misiones que concluyó el pasado domingo, por el compromiso económico de cada hermano/a con su aportación a la Ofrenda Misionera Mundial; de hecho, si aún no has entregado tu ofrenda, todavía estás a tiempo. Gracias a todos los miembros del Ministerio de Mayordomía y Misiones por su ayuda en la coordinación de dicha semana, a las hermanas que colaboraron en los conversatorios, a las misioneras y el misionero que nos acompañaron, al comité de Mi Cocina por tan suculento almuerzo misionero, a los hermanos del Ministerio de Tecnología que hicieron posible las transmisiones y a cada hermano/a que de alguna forma u otra aportó en este esfuerzo.
Personalmente creo que dicha experiencia ha sido un buen inicio en el proceso de renovar nuestro compromiso misional, compromiso que incluye la ofrenda, pero que va más allá de ella. Incluye la misión local como lo son las clínicas de vacunación, la oración, la educación, el apoyo y la disposición de ir al campo de misión.
Hoy nos toca a todos/as como iglesia orar como nos enseñó Jesús: “venga a nosotros/as tu reino”. ¡Venga a nuestras familias, sociedad y mundo tu reino! Nos toca orar para hacer realidad aquel cántico que dice: “los ángeles no son enviados a cambiar un mundo de dolor, por un mundo de paz, pues me ha tocado a mí hacerlo realidad. Ayúdame Señor a hacer tu voluntad.”
Bendiciones,
Pastor Alberto
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