Hablar de inicio es hablar de comenzar y/o empezar, lo cual nos ubica en una actitud expectante. El inicio de un nuevo año marca un tiempo de nuevas oportunidades; es por lo que hacemos un sinnúmero de resoluciones personales y familiares. Estas resoluciones normalmente tienen como propósito alcanzar metas que deseamos puedan ser de crecimiento y bendición a cada uno/a de nosotros/as y a quienes nos rodean. Personalmente, creo que, al iniciar un nuevo año, se nos presenta la oportunidad de renovar la esperanza, la esperanza que nos hace creer que algo bueno viene para nuestras vidas, familias y comunidad.
La esperanza nos anima como creyentes a perseverar en la fe, aun en las situaciones más duras de la existencia humana. “Pues esta esperanza no nos defrauda, pues Dios a derramado su amor en nuestro corazón…” (Rom. 5.5). Esta es la razón por la cual como iglesia somos invitados/as e impulsados/as a vivir en amor y en buenas obras, porque la esperanza que Dios nos da no defrauda.
Iniciar un nuevo año también puede marcar un momento nuevo en nuestra vida como comunidad de fe. Bien lo expresó aquel autor o autora cuando escribió: “Dios hoy nos llama a un momento nuevo, a caminar junto con su pueblo”. Al meditar en este himno, pienso en cómo Jesús caminó con las mujeres, los doce, las multitudes, entre muchas otras personas. Ese es el modelo que Jesús nos legó como iglesia: caminar juntos y juntas sabiendo que, cual caminantes de Emaús, él está con nosotros. Cuando reflexionamos en esto, resistimos la tentación de aislarnos o retirarnos ante lo incierto que puede ser un nuevo momento. Y resistimos para continuar caminado como comunidad de fe en el cumplimiento de la misión que nos ha sido encomendada.
A lo largo de su historia como iglesia, ustedes han iniciado jornadas pastorales de gran bendición. En estas últimas décadas, pastores como el Rvdo. José D. Camacho, Rvdo. José Norat, Rvdo. Cesar Maurás y la pastora Rvda. Yamina Apolinaris han sido instrumento de Dios para dirigirles en el cumplimiento de la misión. Cada uno de ellos y ella, en su jornada ministerial, dejaron huellas de bendición, y modelaron con su vida y ministerio lo que significa la fidelidad a Dios; por lo que damos gracias.
Hoy, la Primera Iglesia Bautista de Caguas, este servidor y su familia inician una nueva jornada. Al llegar a ustedes como su nuevo pastor, lo hago respetuosamente, reconociendo la inmensa responsabilidad que implica el ministerio pastoral. Lo hago invitándoles a continuar sirviendo al Maestro, compartiendo las buenas noticias de salvación, anhelando el pensar de Aquel que es la cabeza de la iglesia, amando al prójimo, calmando el dolor y aliviando las cargas de los afligidos de nuestro tiempo, pues solo de esta manera continuaremos siendo UNA IGLESIA VIVA.
En el amor de Cristo,
Pastor Alberto
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