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Foto del escritorRvdo. Alberto J. Díaz Rivera

Iglesia que alcanza, predica y discipula

Mateo 28: 18–20

 

La Sagradas Escrituras presentan un sinnúmero de comisiones. Una comisión podría definirse como el encargo que una persona le da a otra. El llamado de Moisés fue en sí mismo el encargo divino de dirigir a un pueblo que vivía en esclavitud hacia la libertad. En los relatos acerca del llamado de Josué, encontramos el encargo de dirigir a aquel pueblo hacia Canaán. Estas comisiones, como otras que encontramos en la Biblia, fueron impartidas por Dios con la expectativa de que el pueblo las obedeciera.


En su ministerio, Jesús de Nazaret comisionó en varias ocasiones a sus discípulos. La misión de los doce apóstoles que encontramos en los tres evangelios sinópticos y la misión de los setenta que se encuentra en el evangelio de Lucas son testimonio de estas comisiones. En la primera misión, los doce fueron enviados a las ovejas de Israel; en la segunda, a toda ciudad donde Jesús habría de ir. Ambas comisiones tenían como propósito anunciar la cercanía del Reino de los Cielos y demostrar, a través de los enviados, que parte de los signos de ese reino son la sanidad y la restauración. “La Gran Comisión” que encontramos en los evangelios de Mateo y Marcos es la tercera comisión que Jesús les da a sus discípulos. A diferencia de las comisiones anteriores, esta vez Jesús envió a los discípulos a todas las naciones, mas tenían una responsabilidad educativa, pues los enviados debían enseñar todas las cosas que Jesús les había hablado. Esta comisión, además de ofrecer una continuidad del ministerio de Jesús, buscaba enlazar el pasado de la iglesia con su presente para que, de esta manera, la iglesia continuara alcanzando a otros.


Al iniciar el año 2023 afirmamos ser una iglesia que alcanza, predica y discipula, pues, para nuestra iglesia, este será un año con énfasis en la evangelización. Este domingo en particular destacamos la acción de alcanzar, pues, en cada una de las comisiones dadas por Jesús, el alcance conllevaba llegar a los caminos, las casas, las ciudades, en fin: al mundo entero para compartir el testimonio y las señales del reino de Dios. En este tiempo, ese es el llamado del Señor a nuestra iglesia: poner a un lado nuestra comodidad para compartir con quienes nos rodean la sanidad, la restauración y la vida nueva que solo es posible a través de las buenas noticias de Jesús.


¿Aceptas el reto de alcanzar?

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