¿Evangelio de plastilina?
- Rvdo. Alberto J. Díaz Rivera
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Marcos 8:31–9:1

Confieso que al leer y estudiar este pasaje continuamente venía a mi mente la imagen de una plastilina. Normalmente, la plastilina es utilizada en los ambientes pedagógicos —principalmente primarios— para promover el desarrollo cognitivo, motriz y sensorial. Pienso que una de sus características principales es que es manipulable, capaz de ajustarse a lo que las manos que la trabajan quieran hacer con ella. Pareciera que, para algunos, el evangelio es como esa plastilina que es moldeable, manipulable y que se ajusta a los intereses de algunos que se llaman a sí mismos discípulos.
El pasaje considerado es el corazón de la teología del evangelio de Marcos. En este, Jesús revela lo que sería su vocación, al asumir el costo de la proclamación del evangelio y explicar cuál debería ser la disposición de quienes se consideran sus discípulos. Esa disposición se resumía en negarse a su propia voluntad y estar dispuestos a entregar su vida y, en ello, seguirle. Indudablemente, el contexto del pasaje es uno de sufrimiento, pues es posible que la comunidad a la que se dirigiera este evangelio sufriera el dolor de la persecución y presiones políticas propias de su tiempo. La iglesia tenía que enfrentar esta realidad desde la fe, utilizando como “arma” los valores enseñados por Jesús. Interesantemente, el apóstol Pablo luego escribiría que esos valores son “las armas de nuestra milicia, las cuales no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. En medio de la hostilidad que vivía aquella primera iglesia, el Señor les llamó a la fidelidad.
Debemos preguntarnos, ¿qué es ser fieles al Señor? ¿En qué circunstancia debemos ser fieles al Señor? Primeramente, ser fieles al Señor es vivir por él y para él. Es la renuncia a nuestra voluntad para vivir bajo la voluntad de Dios. Esta fidelidad debe expresarse en todo, aunque pueda conducirnos al martirio mismo. En nuestro contexto, en el cual no somos perseguidos por causa de la fe, esa fidelidad debe evidenciarse frente a los escenarios de injusticia, dolor y muerte. Ante ello, el discípulo fiel levanta su voz y trabaja para transformar su entorno, en consecuencia, a una vida en fidelidad al evangelio.
Finalmente, ¿cómo vives el evangelio? Es posible vivir un “evangelio” de comodidad, carente de servicio y de esfuerzos que transformen la vida de otros. Un evangelio tipo plastilina, al cual se le da forma hasta moldearlo al evangelio que queremos vivir. Sin embargo, “negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguirle” nos sigue hablando del evangelio que exige una entrega total, y ese es el evangelio que, como fieles discípulos, debemos vivir.
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