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En todo tiempo, y en todo, nos damos al Señor

“En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré”

-Mateo 25:23

 

Este texto es parte de una parábola que todos y todas conocemos. Como saben, habla de unos trabajadores que recibían del hacendado una cantidad de dinero para administrar sus bienes hasta su regreso.

Aun cuando algunas personas se confundan, en esta parábola, el énfasis no estaba en la cantidad de lo que se otorgaba para administrar, sino en la demostración de lo que se había realizado. Esta es la razón por la cual, tanto a quien se le dio 2 talentos, como quien recibió 5, se les ofrece la misma felicitación; “Bien, buen siervo fiel.”

La importancia de esa fidelidad se recoge en el texto que sigue, que es al que les invito a enfocarnos en este momento; “En lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré”.

¿Qué es esto de “en lo poco”? ¿Cómo podemos entenderlo? ¿Se refiere acaso a una cantidad? ¿Se estará insinuando que, con ser un poquito fiel, es suficiente? En otras palabras, que no hace falta serlo mucho, sino que una fidelidad reducida nos vale como mucha. Alguien me decía en una ocasión que este texto era parecido al de la fe, que, aunque tengamos un poquitito, es suficiente. ¿En verdad pensamos que, aquí, como en otros textos se trata de un asunto de cantidad?

Hay ocasiones en las que es evidente que Jesús está utilizando la referencia numérica de forma simbólica. Cuando nos dice que si tuviésemos fe como un grano de mostaza, no es para que procuremos calcular el tamaño o peso de nuestra fe, sino todo lo contrario, es para que nos quitemos de la mente la idea de que la fe tiene que ser grande para que pueda ser efectiva; es más bien para que consideremos si tenemos o no tenemos, fe.

De igual manera, aquí en esta parábola, no se está hablando de ser fiel en pocas cosas, sino, es ser fiel en lo más pequeño. En otras palabras, es ser fiel en los detalles, en lo que nadie pensaría que fuese necesario ser fiel.

De eso se trata esta fidelidad. La que mostramos en las cosas que parecen menos significantes evidencian la totalidad de nuestra entrega y compromiso, porque, quien no es fiel en lo poco, en los detalles, en lo insignificante, en lo que nadie se fija, tampoco puede ser fiel en lo mayor.

Como iglesia, de muchas maneras recorremos caminos nuevos. Esta es la hora de demostrar nuestra fidelidad al Señor, en todo; aun en lo más pequeño e insignificante.

Este es el tiempo de la fidelidad en la presencia, que en estos momentos no es estar físicamente en el templo, pero sí ser iglesia presente en todas las circunstancias de la vida. Este es el tiempo de la fidelidad en lo poco, es decir, en los detalles de lo que somos y de lo que hacemos. En el ministerio amplio, pero además en el ministerio de cada día.

Ser fieles en lo poco, es ser fieles en el detalle del acompañamiento y del ánimo a nuestros hermanos y hermanas más débiles, quienes necesitan una palabra de aliento, de fortaleza, de paciencia, de apoyo; quienes necesiten que sus rodillas sean fortalecidas y sus manos levantadas.

Este es el tiempo para que, como un solo cuerpo, seamos fieles a la unidad y la hermandad, para que el Señor, lleve a cabo su plan y cumpla su buena voluntad en medio de su pueblo, que desde lugares diversos sigue siendo Uno en el Señor.

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