“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.”
–Mateo 7.7
Durante muchos años escuché la frase: “el que busca encuentra”. Me la repetía mi señora madre cuando, luego de una ligera búsqueda, yo decía que había perdido uno u otro objeto. Fueron muchas las ocasiones en las que ella se movía a ayudarme, y, por lo general, llegaba con aquello que buscaba en mano. Ahora soy yo quien les dice a mis hijos cada vez que creen haber perdido un objeto: “el que busca encuentra”.
Jesús había hablado sobre la necesidad de orar y de esforzarnos en nuestro trato con el otro y la otra para ser efectivos en la vida. Esto sería en sí mismo un proceso de búsqueda continua, pues solo de esta manera podremos evitar ser como aquellos de quienes ya había hablado: aquellos que se fijan en la paja del ojo de su hermano antes de mirar la viga que está en su propio ojo. Con esto, Jesús llamó la atención de sus seguidores en cuanto a la manera que habrían de conducirse en sus relaciones. Es decir, debían ser constructivos en la vida de quienes les rodeaban. Para ilustrar esto utilizó tres verbos: “pedid, buscad y llamad”.
En el contexto del texto, el verbo buscar parte de una petición ferviente que tiene que ir acompañada de una acción personal. Con esto, Jesús afirma la responsabilidad que tenemos en ser activos en nuestros esfuerzos. Ejemplo de ello es quien ora por mayor conocimiento de las Escrituras; para quien ora así, su responsabilidad sería escudriñar las Escrituras mediante la lectura y el estudio. En resumen —y como mencionamos el pasado domingo—, nuestras acciones tienen que ser cónsonas con lo que afirmamos vivir.
Ciertamente el que busca encuentra. Por tal razón, debemos alinear nuestro esfuerzo hacia aquello que deseamos encontrar, para ser así constructivos/as en la vida de otros/as y para que aquellas virtudes divinas que hemos experimentado podamos compartirlas con quienes nos rodean.
Que el Señor nos ayude a ejercer nuestra responsabilidad personal en nuestra relación con Dios y con quienes nos rodean.
Bendiciones,
Pastor Alberto
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