“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” –Marcos 16:15
“Conocí a Jesús en una cita médica. Mientras me llamaban comencé a dialogar con una señora que también allí esperaba. Mientras hablábamos de la vida, me dijo con una gran sonrisa que, en medio de sus batallas de salud más fuertes, Dios la acompañaba, la fortalecía y la hacía vivir en paz. ¡Era la mejor noticia que yo recibía en el día! Y pensé: ‘si lo hizo con ella, también lo podrá hacer conmigo’.”
El testimonio antes presentado nos muestra el cumplimiento de la tarea que nos ha sido encomendada: contar la Buena Noticia de Jesús a los que no la hayan oído. El deber cristiano consiste en ser mensajeros del Señor con el entendimiento de que la Buena Noticia no se basa en nuestros testimonios en sí mismos, sino en el poder de Dios. El poder de Dios se hace presente para transformar al ser humano, para hacer de lo imposible posible, para rescatar del hoyo nuestra vida, para sanar, para salvar.
El libro de Marcos registra la palabra “id”, la cual, al buscar su definición, encontramos que se trata de moverse de un lugar a otro ajándose del que habla u ordena dicha acción. Interesantemente la Palabra nos exhorta a movernos, a ir a los lugares de nuestra cotidianidad para que, en esos espacios, contemos la Buena Noticia de salvación de manera que muchos experimenten Su poder.
Recordemos lo que nos dice Hechos 4:20: “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”. Lo que Dios ha hecho en nuestras vidas y lo que puede hacer en las vidas de los que están a nuestro lado se tiene que contar. Salgamos como iglesia a compartir las buenas noticias en Savarona, La Granja, en todo Caguas y todo Puerto Rico. Que muchos más puedan relatar: “conocí a Jesús en la farmacia, en el supermercado, en mi hogar, en un parque, en mi comunidad”, en fin, “conocí a Jesús porque alguien me hablo de Él”.
¡Salgamos!
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