MATEO 21:1-11
Autor: Hno. Wilson Colón Luego de una larga jornada de 3 años el maestro de Galilea se encaminaba hacia la ciudad de Jerusalén. Hasta allí llegaba, acompañado por otros 12 a los cuales había enseñado y preparado con delicado cuidado. Conocía muy bien las consecuencias de su atrevimiento. Su prédica y ministerio se había contenido en las regiones del norte, llamada la Decápolis y aun había llegado a los pueblos samaritanos, pero Jerusalén no. Allí no le conocían, allí su fama no había llegado. “Jerusalén, Jerusalén que matas a los profetas. Cuantas veces quise cubrirte como la gallina a sus polluelos, pero no quisiste”. Era el primer día de la semana; en apenas cuatro días más sería asombrosamente arrestado; torturado y vilmente ejecutado en una cruz asquerosa y maldita. ¿Cómo es esto posible?
La comitiva hizo su entrada en la gran ciudad y los que con él iban comenzaron a dar vítores y alabanzas gritando: “Hosanna, Hosanna, Bendito el que viene en el nombre del Señor”. Aquellos que en el camino contemplaban asombrados la extraña marcha se preguntaban entre sí:
"¿Y éste? ¿Quién es? La contestación a esa pregunta sin dudas que motivó su arresto pocos días después. Bien conocemos la historia de esa semana.
Los siglos han pasado y todavía la humanidad desde su camino contempla asombrada la presencia del maestro de Galilea en medio nuestro. “¿Y éste quién es?” – Todavía nos preguntamos.
Al comenzar esta Semana Santa 2019, pregúntate: “¿Quién es éste?”
No importa mucho lo que otros crean o no crean de él; lo que importa es lo que tú creas y lo que en tu camino por la vida hagas con lo que creas. De eso depende todo. Esta es la pregunta más importante. En una ocasión, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dicen ustedes de mí?” y fue Simón Pedro quien le contestó:” Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente”. Bienaventurado tú también serás en esta Semana Santa si te atreves a contestar de la misma manera.