El Evangelista Lucas, en su descripción de la entrada de Jesús a Jerusalén nos presenta a los fariseos reclamándole por causa de las expresiones de alabanzas y júbilo de quienes le acompañaban. Jesús les responde diciendo: “Les aseguro que si ellos callan, las piedras hablarán”. Me imagino la frustración y malestar de los fariseos pensando que Jesús se burlaba de ellos, pero ciertamente hay momentos cuando las piedras hablan, el asunto es, qué dicen y si podemos entender el mensaje que transmiten.
Durante varios domingos estaremos compartiendo una serie de sermones desde el tema común de las piedras. Hay todo tipo de piedras y más aún, hay diversas referencias bíblicas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, que nos permiten una gran cantidad de interpretaciones sobre lo que significan y los mensajes que nos dan.
Como sociedad puertorriqueña estamos viviendo momentos difíciles y necesitamos discernir las señales de este tiempo. Por eso, desde esta columna pastoral, te hago una invitación personal a seguir conmigo estas reflexiones. Desde el templo, y si no te es posible, entonces, desde la radio o la internet, separemos este espacio de reflexión para ir sobre esta Palabra que es viva y pertinente para esta hora que vivimos. No es momento de ir al texto como si se tratara de una historieta. La invitación es a renovar nuestro compromiso con la reflexión seria y profunda de la Palabra de Dios. Por eso escuchamos con atención y sentido de expectación, con el anhelo además, que, en este caso, la imagen de las piedras/ las rocas, nos ayuden a oir lo que necesitamos escuchar, de modo que seamos la gente y el pueblo que Dios nos llama a ser para esta hora.
Al fin de cuentas, el llamado es, a ser Piedras Vivas, que proclamen y evidencien un mensaje de parte de Dios que traiga luz y transmita la esperanza que tanto necesitamos.
¡Ten prestos tus oídos, mente y corazón, porque hoy, las piedras nos hablan!
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