top of page
Buscar

Alaba mi alma al SeƱor

Lucas 1:46–55

ree

El pasaje considerado es conocido como el Magnificat, primera palabra de la expresión latina: ā€œmagnifica mi alma al SeƱorā€. Al leer el pasaje, es posible identificar cierto parecido entre este y la oración de Ana en 1 Samuel. Algunas razones para esta semejanza es que ambas mujeres eran devotas judĆ­as y ambos hijos nacerĆ­an como producto de una intervención divina. Sin embargo, debemos notar que, a pesar de este parecido, la mayorĆ­a de las frases que encontramos en esta expresión de alabanza a Dios son tomadas de los salmos.

Ā 

El MagnificatĀ surge como respuesta a dos encuentros previos que tuvo MarĆ­a. El primero, con el Ć”ngel Gabriel, quien se le presentó para decirle que habrĆ­a de concebir por el EspĆ­ritu Santo al Hijo de Dios, a quien habrĆ­a de llamar JesĆŗs. El segundo encuentro fue con su pariente Elizabeth, esposa del sacerdote ZacarĆ­as, quien, al escuchar el saludo de MarĆ­a, fue llena del EspĆ­ritu Santo y expresó: ā€œBendita tĆŗ entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientreā€. MarĆ­a internalizó lo que Dios le habĆ­a hablado y, como respuesta, en alabanza expresó su gratitud por haberle mirado a pesar de su condición; por haber extendido su misericordia sobre los necesitados; por obrar con poder haciendo provisión a unos y quebrantando a otros; y, asimismo, por haberlos hecho sus hijos.

Ā 

Como iglesia, el Magnificat debe motivarnos a escuchar atentamente la voz de Dios, la cual siempre nos hablarÔ acerca de Jesús y testificarÔ de sus propósitos en nosotros. Asimismo, debe convocarnos a responder, mediante una vida en alabanza, con agradecimiento, testimonio y reconocimiento del poder y amor de Dios para con nosotros.

Ā 
Ā 
Ā 

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page