1 Juan 2: 3–6
En esta temporada de diciembre-enero, hemos tenido que asistir y apoyar a varias familias ante la pérdida de seres queridos. En estas experiencias, hemos escuchado testimonios muy hermosos e inspiradores sobre la vida de aquellos que partieron a su morada eterna. Al escuchar muchas de esas anécdotas y testimonios, me he preguntado qué se dirá de mí cuando yo parta. ¿Les ha pasado a ustedes? Es muy probable que muchos se hayan hecho la misma pregunta en alguna ocasión. Son momentos que nos llevan a reflexionar sobre nuestra manera de vivir. ¿Cómo nos recordarán cuando ya no estemos?
Se cuenta de un misionero que poco después de llegar a la aldea donde habría de hacer su misión, estaba hablándole por primera vez a un grupo de aldeanos. El misionero estaba tratando de presentarles el evangelio y comenzó describiendo a Jesús. Les hablaba de su bondad y compasión. Lo describía como un hombre amoroso y solidario que andaba ayudando a los necesitados. Mientras hablaba, el misionero notó que los aldeanos sonreían y se miraban unos a otros asintiendo con la cabeza. La reacción de los aldeanos le provocó curiosidad y hasta lo desconcertó un poco.
Entonces interrumpe su mensaje y les pregunta a los aldeanos: “¿Ustedes saben de quién estoy hablando?” Uno de ellos le respondió: “¡Sí! Estás hablando de un hombre que solía venir aquí.” Así los aldeanos comenzaron a contarle acerca de un médico misionero que, muchos años antes, había llegado a la aldea para atender sus necesidades físicas y que, mientras estuvo entre ellos, vivió de la manera en que el misionero describía a Jesús.
Esta historia me recuerda las palabras de Juan en su primera epístola, capítulo 2, verso 6: “el que dice que permanece en Dios, debe vivir como Jesús vivió”. La pregunta que debemos hacernos es: ¿cómo vivimos nosotros? ¿Nuestra vida describe a Jesús? ¿Nuestras acciones, nuestras actitudes, nuestras relaciones, nuestras decisiones son un retrato de Cristo? Mi oración es que este año caminemos y vivamos de tal manera que, sin lugar a dudas, otros puedan ver a Cristo en nosotros.
¡Que de hoy en adelante vivamos como Él vivió!
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