2 Corintios 1:19-22
“Todas las promesas que ha hecho Dios son sí en Cristo”
Durante los próximos cuatro domingos estaremos considerando el tema, “Confiando en sus Promesas”. Reflexionamos sobre las promesas de Dios, que son la base y fundamento para, no sólo de nuestra fe y nuestra confianza, sino, además, de nuestro compromiso.
Hace unos años atrás escuché a una persona hacer la pregunta de qué tamaño era Dios. Su pregunta específica era; ¿Tu Dios, es un Dios grande o chiquito? Su argumento planteaba que, para mucha gente, su Dios es pequeñito, y por esa razón las expectativas que tienen de Dios y de lo que puede hacer son también pequeñas. Concluía que, el tamaño de nuestro Dios estaba en proporción con nuestra confianza y finalmente con nuestro compromiso. Debo confesar que me sentí muy incómoda con este argumento, pues me parecía entonces, y aún lo creo, que el asunto no es cuestión de tamaño.
Me parece que la pregunta más apropiada puede ser; ¿Cómo es el Dios en quien creemos?
Por las pasadas semanas, continuamos pasando por momentos de temor y de incertidumbre por razón de los temblores que causaron fuertes daños en el área sur oeste de nuestro país, pero que se han sentido en toda la isla. Ante esto, muchas son las personas que se han convertido en proclamadoras de temor, concluyendo que todo esto es parte del castigo de Dios. Para quien así piensa, el asunto no es que su Dios es grande o pequeño, sino que creen en un Dios que siempre está listo para castigar y que utiliza la naturaleza misma para que nos sirva de medida disuasoria de pecado y maldad. Son quienes proyectan a Dios con garrote en mano para ponernos en disciplina. El escritor bíblico nos dice que Dios es “lento para la ira y grande en misericordia”.
No nos confundamos hermanos y hermanas. El mensaje de Jesús es claro; nos vino a anunciar que Dios es amoroso y misericordioso y sus acciones siempre nos conducen por caminos de paz y de esperanza.
En este texto de 2 Corintios, el apóstol Pablo le dice a la comunidad de fe que el mensaje de Jesús que ha predicado “no es sí y no”, sino siempre “sí”. Esto, en el contexto amplio, lo que nos dice es que en Dios podemos confiar plenamente. No hay mudanza ni variación. Su fidelidad y su misericordia son para siempre, y por ellas, podemos vivir en completa seguridad.
Dios, pronuncia un sí rotundo, a nuestro favor, significando así que Dios se compromete con su pueblo…a ser luz, en nuestra oscuridad; a ser guía en nuestra confusión; a ser paz en nuestra lucha; a ser provisión en nuestra necesidad; a ser esperanza en nuestro desconcierto; a ser vida y salvación.
Dios se compromete con su pueblo y nos invita a comprometernos.
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