Llegarán días
Jeremías 33:12-16

Esta porción del libro del profeta Jeremías es parte de esa sección que se conoce como el pequeño libro de Consolación. Esto es así porque los capítulos 31-33 tienen como temas principales el ánimo y la esperanza que Dios da en medio de situaciones extremadamente difíciles.
El contexto del pasaje es uno muy particular. El pueblo estaba rodeado por el ejército Babilónico. Ya esto había pasado anteriormente y ante esta amenaza el nuevo Faraón de Egipto había enviado su ejército para proteger la ciudad y los babilonios se habían retirado. Pero en este momento, la ciudad está nuevamente en peligro. El pueblo tenía certeza de que Dios enviaría nuevamente un salvador; pero Jeremías, aún a costa de su propia seguridad, se atreve a profetizar que Dios obraría redención, pero de una manera muy diferente a lo que esperaba el pueblo.
“Llegarán días” se refiere al continuo obrar de Dios en medio de su pueblo. Es decir, la palabra de Dios es válida para todos los tiempos y todas las circunstancias; porque Dios continúa cumpliendo su palabra y hace valer su propósito para con aquellos y aquellas que confían en Dios.
Siempre vienen nuevos días, siempre vienen nuevas oportunidades donde Dios ha de demostrar que no se ha olvidado y que continúa actuando de maneras misericordiosas. Más allá de los caminos que parecen calles sin salida, más allá de las situaciones que no parecen tener escapatorias, más allá del exilio, más allá de la lucha, más allá de las situaciones que parecen
no tener posibilidades, Dios abre un nuevo camino; esto está íntimamente e inminentemente arraigado a Dios porque es parte de esa naturaleza divina.
La promesa de Dios no es simplemente una acción de Dios que se evidencia en una acción histórica concreta que el pueblo ha de llevar cuenta y ha de cotejar si se cumple o no. La promesa de Dios es la certeza de la fidelidad de Dios. De esto es de lo que se trata, es la fidelidad de Dios. El Dios que ante todo y por todo es fiel; el Dios que cumple su palabra de estar presente, de acompañar; de obrar fortaleza y seguridad en medio de nuestras vidas.
Un pueblo que confía en Dios, que tiene fe en la fidelidad de Dios es un pueblo que vive y se mueve hacia el futuro con la certeza de que “días vendrán”, es decir; siempre hay nuevas situaciones, de alguna manera Dios nos muestra su fidelidad, nos sorprende con su obrar.
Este texto nos reafirma que:
• Dios está presente en medio nuestro listo siempre para acompañar nuestro caminar; para irrumpir en nuestra
existencia
• “Nuevos días vendrán”- es decir esta circunstancia presente no es el final. En Dios y por Dios siempre hay
nuevos días. Siempre hay nuevas oportunidades; la promesa de Dios es su fidelidad, es su constancia, es su
obrar.
• Este Dios nuestro siempre nos sorprende. El texto de Isaías 6 dice que el pueblo estaba en tinieblas, rodeado de oscuridad, sin embargo, en el momento y de la manera en que menos se lo esperaban, la luz irrumpió.
• Caminamos hacia el futuro, abriendo paso y dejándonos abrir paso de modo que Dios nos muestre las maneras nuevas, tal vez no como lo esperábamos, pero como Dios quiere obrar en medio de nuestras vidas.
• Hay esperanza, porque Dios está presente.