Hebreos 11:1-3
Tradicionalmente, al iniciar un año nuevo, nos proponemos resoluciones o metas que —ya sean a nivel personal, familiar o profesional— queremos alcanzar. Pienso que, de igual manera, debemos establecernos objetivos que nos ayuden en nuestro caminar de fe. Es por lo que, en el año 2022, estaremos afirmando que “Caminamos en fe hacia el propósito de Dios”.
La carta a los Hebreos nos presenta varias imágenes que estudiaremos durante estas próximas semanas. Sin embargo, es necesario señalar que el discurso acerca de la fe que el autor plantea en el capítulo 11 está enmarcado dentro de una exhortación a la perseverancia, la cual inicia en el capítulo 10 de la carta. Para ilustrar esta conexión, el autor hace dos cosas: primero, define la fe y, con ello, le hace saber al lector que, entre los elementos importantes de la fe, están la seguridad y la certeza. Segundo, el autor utiliza como ejemplo la vida e historia de hombres y mujeres que en la historia de Israel se destacaron como personas que perseveraron y confiaron a pesar de las dificultades y limitaciones suyas y del momento. Con estos argumentos, el autor anima al lector a no detenerse, y a ver, en aquellos que le antecedieron, su posibilidad de caminar hacia el propósito de Dios.
El tiempo presente está enmarcado por la pandemia —sus limitaciones, temores y su huella de dolor que ha dejado en cientos de familias—, por la violencia social e intrafamiliar, por la corrupción gubernamental y por la inflación que hace cada vez más caro el costo de vida. Este contexto en el que vivimos amenaza contra la comunión entre los creyentes, arrastrándonos así a un individualismo desmedido y lastimoso, sin contar el abandono de la fe. Esta es la realidad en la que somos desafiados a caminar en fe hacia el propósito de Dios. Para lograrlo, debemos ser perseverantes y tener la seguridad y certeza de que, por más grandes que sean los retos que enfrentemos, si caminamos en fe, seremos conducidos a un propósito de bendición y vida en Él. ¡No nos detengamos!
Pastor
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